Esta vez escribo gracias a una genial iniciativa creada por mi amiga Kat de Dragones literarios que trata de escribir un relato, frase o poema, o bueno lo que queráis con una palabra en concreto cada mes. Este mes tocaba "Rojo" por lo que me ha venido a la cabeza una leyenda que espero que os guste. La leyenda, como es evidente, no es mía pero la redacción sí, así que ¡espero comentarios! :P Dedicado a la pelirroja de Cristina de Cristinaentreletras con cariño.
Imagen de la iniciativa--
El origen de la brujería
El rojo del cielo tan solo clamaba un trocito de su
venganza. Sus cabellos carmesí se escapaban enredados en los retazos de su
antiguo vestido, mientras que sus pies dejaban un rastro de sangre. El dolor y
el miedo lo había dejado atrás hacía mucho, quizás demasiado. Sí, puede que
ella nunca tuviera la sumisión de aquellos que nacieron para servir. Puede que
el valor naciera en sí misma, incluso contra sus propias creencias, su propio
Dios. Y eso le había dado alas, le había dado una nueva sangre. La antigua la
dejaba atrás.
Esquivó las sentencias de los seres de plumas doradas y
lanzas de luz, los llamados ángeles, y
escapó de esa prisión a la que se le había negado volver. Y miró más allá de sí
un vacío total. Elegante, mortal. Sonrío satisfecha, el mundo al fin era suyo.
A su imagen y semejanza. Un devastado páramo la acogía con los brazos abiertos,
como ella era por dentro, como ella se sentía. Pero sus oscuros ojos se habían
jurado hacerse más fuerte y oh si lo haría.
Ella misma había decidido marcharse, a pesar de los
peligros, sin importar las consecuencias. Así que arrancó unas plantas
cercanas, a las que les costaba brotar, y se vendó los pies proporcionándole
apoyo y protección. Sin embargo tras unos pasos se resquebrajabaron por el
inhóspito y salvaje páramo. El dolor volvió a llamar a su cuerpo que exhausto
cayó al suelo al llegar a una playa de arena blanca y fina. Pero no fue la
suave brisa marina la que la despertó.
Unos seres de oscuro corazón la observaban. Unos con miedo,
otros con deseo. ¿Era acaso Dios mismo aquel ser que se encontraba postrado en
el suelo? ¿Eran esas heridas símbolo de advertencia o fuego? ¿De lucha o
represión? Un rayo los sacó de su ensoñación y Lilith se dejó ver en su máximo esplendor. Era la hija de Dios,
la primigenia, su imagen. Y como tal sabía cosas más allá del entendimiento de
muchos que poblaban el mundo. Su voz, seductora y fuerte, profunda y distante
susurró algo en un idioma imposible de comprender, perdido en la inmensidad del
poder del Creador. Sus ropas raídas, su pelo alborotado y ondulante se
empezaron a mecer por un viento cruel e irracional, sus ojos lo advertían. La
oscuridad de los mismos llamaban a la muerte hacía sí, para llevarse a los que
la desafiaban. De repente el agua engulló a la mitad de los demonios que la
acechaban. El resto pereció ante un segundo rayo que cayó sin piedad sobre sus
negras alas membranosas.
A lo lejos tres estrellas aladas volaban en busca de la
prófuga sin saber muy bien su rumbo. Pero un atisbo de poder los llamó, les
indicó el camino. La magia de Lilith, una magia prohibida en el Edén, la había
delatado. Nada que temer con Dios de su lado, pero sí en contra. Así que volaron prestos en su búsqueda. Aunque no
eran los únicos.
Asmodeus, uno de los señores de los demonios, paseaba por la
orilla del mar Rojo como le era costumbre. Era su dominio, lo había ganado con
fuerza, mentiras y sangre y por ello le gustaba observarlo todos los días.
Echaba de menos el olor a miedo y los gritos de dolor y fustigación y el mar se
lo recordaba. Cruel y profundo, se asemejaba con él. Quitando que él era un ser
de llamas... ¿cómo dos cosas tan distintas, dos seres tan contrarios podían ser
iguales? ¿Y a la vez, como podía odiarlo tanto? Quizás el que le recordara a
Dios era una de las razones. De repente la luz de un rayo lo llevó lejos de sus
pensamientos. Alguien había perturbado sus tierras. Sonrío dejando ver una
bella sonrisa y llamó a su bestia. En cuestión de segundos el cielo se tornó
oscuro y de unas nubes negras surgió su berserker. Un grandísimo dragón con una
cabeza de toro, otra de reptil y una última de león acudió a su voz tras un
grito de furia.
Lilith, la mujer de cabellos pelirrojos, la primera hija, se
sentó cansada. Sabía que no habitaba en un mundo sencillo, pero no esperaba
derramar sangre tan pronto. Y menos de aquella manera... Ya que los ángeles la
habían detectado y lo sabía. Tres brillantes halos volaban hacía ella,
esperando que regresara al Edén, al lado de Adán. Al lado de su carcelero y
estigma de sumisión. No. Se negaba. Gritó furiosa y desesperada, y se levantó.
No estaba dispuesta a ir, por nada del mundo. Los cuerpos destrozados y ojos
ahogados de los demonios que una vez fueron le servirían de sustrato. Apenas
conocía el poder de la oscuridad, pero había hecho sus deberes en el Edén.
Se impregnó las manos de aquella sangre y comenzó a hacer un
símbolo de círculos concéntricos en la arena. Un oscuro presagio empezó a caer
en aquella cala, mientras que de sus labios no paraban de brotar palabras.
Entonces comenzó a bailar. Desenfrenada, majestuosa y lasciva, su cuerpo se
contorsionaba y golpeaba la arena que aullaba de dolor y rabia. Estaba
despertando a la tierra.
Pero aquella estratagema no le sirvió de nada, ya que una
lanza dorada partió el símbolo en dos esparciendo la magia invocada en todas
direcciones. Pero Lilith no era mujer que conocía la derrota. Así que alzó el
mentón y les preguntó con descaro:
—¿A qué han venido los ángeles a un páramo olvidado de Dios?
¿Acaso Lucifer posee ahora nuevos rivales?—les dijo desafiante.
Sus plumas doradas parecían mostrarle que nada de lo que
dijera o pudiera mentar sería ofensivo. Habían ido para cumplir una misión, sin
importar la manera o las formas. Así que uno de ellos se limitó a contestar
—Te reclaman en el Edén mujer. Debes procrear y sembrar el
mundo con tus vástagos. Con los hijos del hombre llamado Adán. Así ha sido
dictado.
Ella frunció los labios—¿Acaso Adán ha aceptado la manera de
hacerlo?¿Acaso me considera ya su igual?
Los ángeles, que no podían mentir, callaron. Un suspiro
corto y suspicaz se escapó de ella-me lo imaginaba. Entonces me temo que os
tendréis que ir con las manos vacías.
Y antes que se pudiera decidir nada, ni con la fuerza ni el
alma, el señor de los demonios Asmodeus hizo acto de presencia. Su bestia
provocó que los ángeles tuvieran que retroceder y un aura de magia y oscuridad
enrareció el ambiente. Un demonio, un aniquilador. Su héroe había llegado. Solo
sus miradas fueron necesarias para que se comprendieran. Con la rapidez de un
ave de rapiña, Lilith se subió al dragón mientras los ángeles, impávidos
gritaban sentencias.
Volaron hasta llegar a una cueva del mar Rojo. Una gruta que
descendía hasta el mismísimo Abismo, el hogar del demonio portador de uno de
los pecados capitales. Y allí, Lilith hizo suyo al demonio y a sus huestes.
Creó su propio harén de demonios a los que sometió y con los que estudió la
magia oscura y el poder de la hipnosis y la convicción. El poder del deseo y
del amor del pecado. Y así el mandato de su Dios se hizo presente ya que fue
madre de muchos de estos seres. Pero las advertencias de los ángeles no eran
infundadas. Día tras día sus herederos morían a manos del poder del Creador. Sin
embargo a ella no le importaba.
Un tiempo después, tras la creación de Eva y la caída del hombre
en el Edén, Lilith sintió que no aprendería más de ellos. Poderosa y altiva, se
presentó ante el Consejo de Lucifer reclamando un puesto, para así poder
conseguir poder. Pero Venus, un genio de poder astral, la venció en combate.
Perdonándole la vida, Lilith se arrastró a un mundo que empezaba a estar
moldeado por el hombre.
Viendo que todo por lo que había luchado estaba bailando en
una cuerda tan fina como su pelo rojo, siguió buscando una nueva manera de
expresar su magia. Entonces, en la antigua ciudad de Uruk, hizo crecer un árbol
que la proveería de alimentos y con el que se podría comunicar con la tierra. Y
allí comprendió lo grande de los astros y el por qué había perdido en aquel
duelo. Y por fin pensó que sería capaz de hacerle frente a aquel ser que una
vez la despreció. Pero todo había cambiado.
Un mundo lleno de humanos y libre de demonios la recibió.
Sus ojos oscuros pero temblorosos por el paso del tiempo se tornaban confusos.
Y es que los hijos de Adán eran mortales. Y por consiguiente él también, por lo que la muerte ya le había dado su abrazo. Un
grito de furia resonó por las ruinas clamando una venganza que jamás alcanzaría.
Y la insatisfecha Lilith comenzó a urdir un plan en el que caerían los hijos de
Adán. Masacrados por ellos mismos.
Y así, nació la primera bruja, antes conocida como madre de
demonios y primigeniamente por Lilith.
Hola, Flapencioooooo.
ResponderEliminarMe ha encantadoo. Hasta me da pena Lilith xD
Gracias por participaaaar <3
¡Saludos!
Jajajaj Flapencio x´)
EliminarA ti por crear la iniciativa y leerte el relato :3, ¡un beso!
¡¡Helloww!!
ResponderEliminarMuchisimas gracias por dedicarmelo de verdad, me ha hecho muchísima ilusión :D Es una historia genial, además de lilith que ¡me encanta! Esta muy bien narrada y trasmite muchas cosas.
Te lo he dicho varias veces, pero te lo repito por si se te olvida... ¡Me encanta como escribes!
Sigue así, y no dejes de hacerlo porque se te da muy bien, y si te lo propones podrás conseguir muchas cosas :)
Un besito^^
Oish que me pones colorado jajaja
EliminarMuchas gracias por estar ahí siempre Cris, eres un amor <3
Un abruzo grande grande grande!
Pd: será la primera, pero no la última que te dedicaré.
Hola!
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, los has redactado de una manera sensacional, espero que te animes a escribir más, genial de verás.
Saludos y besos
¡Hola!
EliminarMuchísimas gracias! Me subís la moral en serio jajaja Realmente me alegra que te haya gustado, espero haber hecho justicia a esta hermosa leyenda.
Un grandísimo abrazo ^^
Hola!!!
ResponderEliminarEscribes genial, me ha encantado tu leyenda. De verdad que tienes una prosa muy genial y me gusta mucho. Espero que sigas publicando relatos.
Ya te sigo.
Saludos!!!
¡Hola!
EliminarYo también te sigo ya. Muchísimas gracias por leerlo y de veras que me alegra que te gustara. Es una leyenda que, personalmente, me parece de las más interesantes. De hecho, te animo a que te leas la real (ya que lo mío es una adaptación), ya que se sacan muchas cosas en claro. Por ejemplo, en la Edad Media se pensaba que las mujeres pelirrojas eran brujas porque Lilith lo era.
Un gran abrazo, nos vemos pronto ^^