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lunes, 18 de mayo de 2015

El origen de la brujería-Iniciativa "Cuéntame un cuento"

¡Buenas... lo que indique la luz de fuera!

Esta vez escribo gracias a una genial iniciativa creada por mi amiga Kat de Dragones literarios que trata de escribir un relato, frase o poema, o bueno lo que queráis con una palabra en concreto cada mes. Este mes tocaba "Rojo" por lo que me ha venido a la cabeza una leyenda que espero que os guste. La leyenda, como es evidente, no es mía pero la redacción sí, así que ¡espero comentarios! :P Dedicado a la pelirroja de Cristina de Cristinaentreletras con cariño.
Imagen de la iniciativa--



El origen de la brujería


El rojo del cielo tan solo clamaba un trocito de su venganza. Sus cabellos carmesí se escapaban enredados en los retazos de su antiguo vestido, mientras que sus pies dejaban un rastro de sangre. El dolor y el miedo lo había dejado atrás hacía mucho, quizás demasiado. Sí, puede que ella nunca tuviera la sumisión de aquellos que nacieron para servir. Puede que el valor naciera en sí misma, incluso contra sus propias creencias, su propio Dios. Y eso le había dado alas, le había dado una nueva sangre. La antigua la dejaba atrás.
Esquivó las sentencias de los seres de plumas doradas y lanzas de luz, los llamados ángeles,  y escapó de esa prisión a la que se le había negado volver. Y miró más allá de sí un vacío total. Elegante, mortal. Sonrío satisfecha, el mundo al fin era suyo. A su imagen y semejanza. Un devastado páramo la acogía con los brazos abiertos, como ella era por dentro, como ella se sentía. Pero sus oscuros ojos se habían jurado hacerse más fuerte y oh si lo haría.
Ella misma había decidido marcharse, a pesar de los peligros, sin importar las consecuencias. Así que arrancó unas plantas cercanas, a las que les costaba brotar, y se vendó los pies proporcionándole apoyo y protección. Sin embargo tras unos pasos se resquebrajabaron por el inhóspito y salvaje páramo. El dolor volvió a llamar a su cuerpo que exhausto cayó al suelo al llegar a una playa de arena blanca y fina. Pero no fue la suave brisa marina la que la despertó.
Unos seres de oscuro corazón la observaban. Unos con miedo, otros con deseo. ¿Era acaso Dios mismo aquel ser que se encontraba postrado en el suelo? ¿Eran esas heridas símbolo de advertencia o fuego? ¿De lucha o represión? Un rayo los sacó de su ensoñación y Lilith se dejó ver  en su máximo esplendor. Era la hija de Dios, la primigenia, su imagen. Y como tal sabía cosas más allá del entendimiento de muchos que poblaban el mundo. Su voz, seductora y fuerte, profunda y distante susurró algo en un idioma imposible de comprender, perdido en la inmensidad del poder del Creador. Sus ropas raídas, su pelo alborotado y ondulante se empezaron a mecer por un viento cruel e irracional, sus ojos lo advertían. La oscuridad de los mismos llamaban a la muerte hacía sí, para llevarse a los que la desafiaban. De repente el agua engulló a la mitad de los demonios que la acechaban. El resto pereció ante un segundo rayo que cayó sin piedad sobre sus negras alas membranosas.
A lo lejos tres estrellas aladas volaban en busca de la prófuga sin saber muy bien su rumbo. Pero un atisbo de poder los llamó, les indicó el camino. La magia de Lilith, una magia prohibida en el Edén, la había delatado. Nada que temer con Dios de su lado, pero sí en contra. Así que  volaron prestos en su búsqueda. Aunque no eran los únicos.
Asmodeus, uno de los señores de los demonios, paseaba por la orilla del mar Rojo como le era costumbre. Era su dominio, lo había ganado con fuerza, mentiras y sangre y por ello le gustaba observarlo todos los días. Echaba de menos el olor a miedo y los gritos de dolor y fustigación y el mar se lo recordaba. Cruel y profundo, se asemejaba con él. Quitando que él era un ser de llamas... ¿cómo dos cosas tan distintas, dos seres tan contrarios podían ser iguales? ¿Y a la vez, como podía odiarlo tanto? Quizás el que le recordara a Dios era una de las razones. De repente la luz de un rayo lo llevó lejos de sus pensamientos. Alguien había perturbado sus tierras. Sonrío dejando ver una bella sonrisa y llamó a su bestia. En cuestión de segundos el cielo se tornó oscuro y de unas nubes negras surgió su berserker. Un grandísimo dragón con una cabeza de toro, otra de reptil y una última de león acudió a su voz tras un grito de furia.
Lilith, la mujer de cabellos pelirrojos, la primera hija, se sentó cansada. Sabía que no habitaba en un mundo sencillo, pero no esperaba derramar sangre tan pronto. Y menos de aquella manera... Ya que los ángeles la habían detectado y lo sabía. Tres brillantes halos volaban hacía ella, esperando que regresara al Edén, al lado de Adán. Al lado de su carcelero y estigma de sumisión. No. Se negaba. Gritó furiosa y desesperada, y se levantó. No estaba dispuesta a ir, por nada del mundo. Los cuerpos destrozados y ojos ahogados de los demonios que una vez fueron le servirían de sustrato. Apenas conocía el poder de la oscuridad, pero había hecho sus deberes en el Edén.
Se impregnó las manos de aquella sangre y comenzó a hacer un símbolo de círculos concéntricos en la arena. Un oscuro presagio empezó a caer en aquella cala, mientras que de sus labios no paraban de brotar palabras. Entonces comenzó a bailar. Desenfrenada, majestuosa y lasciva, su cuerpo se contorsionaba y golpeaba la arena que aullaba de dolor y rabia. Estaba despertando a la tierra.
Pero aquella estratagema no le sirvió de nada, ya que una lanza dorada partió el símbolo en dos esparciendo la magia invocada en todas direcciones. Pero Lilith no era mujer que conocía la derrota. Así que alzó el mentón y les preguntó con descaro:
—¿A qué han venido los ángeles a un páramo olvidado de Dios? ¿Acaso Lucifer posee ahora nuevos rivales?—les dijo desafiante.
Sus plumas doradas parecían mostrarle que nada de lo que dijera o pudiera mentar sería ofensivo. Habían ido para cumplir una misión, sin importar la manera o las formas. Así que uno de ellos se limitó a contestar
—Te reclaman en el Edén mujer. Debes procrear y sembrar el mundo con tus vástagos. Con los hijos del hombre llamado Adán. Así ha sido dictado.
Ella frunció los labios—¿Acaso Adán ha aceptado la manera de hacerlo?¿Acaso me considera ya su igual?
Los ángeles, que no podían mentir, callaron. Un suspiro corto y suspicaz se escapó de ella-me lo imaginaba. Entonces me temo que os tendréis que ir con las manos vacías.
Y antes que se pudiera decidir nada, ni con la fuerza ni el alma, el señor de los demonios Asmodeus hizo acto de presencia. Su bestia provocó que los ángeles tuvieran que retroceder y un aura de magia y oscuridad enrareció el ambiente. Un demonio, un aniquilador. Su héroe había llegado. Solo sus miradas fueron necesarias para que se comprendieran. Con la rapidez de un ave de rapiña, Lilith se subió al dragón mientras los ángeles, impávidos gritaban sentencias.
Volaron hasta llegar a una cueva del mar Rojo. Una gruta que descendía hasta el mismísimo Abismo, el hogar del demonio portador de uno de los pecados capitales. Y allí, Lilith hizo suyo al demonio y a sus huestes. Creó su propio harén de demonios a los que sometió y con los que estudió la magia oscura y el poder de la hipnosis y la convicción. El poder del deseo y del amor del pecado. Y así el mandato de su Dios se hizo presente ya que fue madre de muchos de estos seres. Pero las advertencias de los ángeles no eran infundadas. Día tras día sus herederos morían a manos del poder del Creador. Sin embargo a ella no le importaba.
Un tiempo después, tras la creación de Eva y la caída del hombre en el Edén, Lilith sintió que no aprendería más de ellos. Poderosa y altiva, se presentó ante el Consejo de Lucifer reclamando un puesto, para así poder conseguir poder. Pero Venus, un genio de poder astral, la venció en combate. Perdonándole la vida, Lilith se arrastró a un mundo que empezaba a estar moldeado por el hombre.
Viendo que todo por lo que había luchado estaba bailando en una cuerda tan fina como su pelo rojo, siguió buscando una nueva manera de expresar su magia. Entonces, en la antigua ciudad de Uruk, hizo crecer un árbol que la proveería de alimentos y con el que se podría comunicar con la tierra. Y allí comprendió lo grande de los astros y el por qué había perdido en aquel duelo. Y por fin pensó que sería capaz de hacerle frente a aquel ser que una vez la despreció. Pero todo había cambiado.
Un mundo lleno de humanos y libre de demonios la recibió. Sus ojos oscuros pero temblorosos por el paso del tiempo se tornaban confusos. Y es que los hijos de Adán eran mortales. Y por consiguiente él también, por lo que la muerte ya le había dado su abrazo. Un grito de furia resonó por las ruinas clamando una venganza que jamás alcanzaría. Y la insatisfecha Lilith comenzó a urdir un plan en el que caerían los hijos de Adán. Masacrados por ellos mismos.

Y así, nació la primera bruja, antes conocida como madre de demonios y primigeniamente por Lilith.

8 comentarios:

  1. Hola, Flapencioooooo.
    Me ha encantadoo. Hasta me da pena Lilith xD
    Gracias por participaaaar <3
    ¡Saludos!

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    1. Jajajaj Flapencio x´)
      A ti por crear la iniciativa y leerte el relato :3, ¡un beso!

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  2. ¡¡Helloww!!
    Muchisimas gracias por dedicarmelo de verdad, me ha hecho muchísima ilusión :D Es una historia genial, además de lilith que ¡me encanta! Esta muy bien narrada y trasmite muchas cosas.
    Te lo he dicho varias veces, pero te lo repito por si se te olvida... ¡Me encanta como escribes!
    Sigue así, y no dejes de hacerlo porque se te da muy bien, y si te lo propones podrás conseguir muchas cosas :)
    Un besito^^

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    1. Oish que me pones colorado jajaja
      Muchas gracias por estar ahí siempre Cris, eres un amor <3
      Un abruzo grande grande grande!
      Pd: será la primera, pero no la última que te dedicaré.

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  3. Hola!
    Me ha encantado el relato, los has redactado de una manera sensacional, espero que te animes a escribir más, genial de verás.
    Saludos y besos

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    1. ¡Hola!
      Muchísimas gracias! Me subís la moral en serio jajaja Realmente me alegra que te haya gustado, espero haber hecho justicia a esta hermosa leyenda.
      Un grandísimo abrazo ^^

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  4. Hola!!!
    Escribes genial, me ha encantado tu leyenda. De verdad que tienes una prosa muy genial y me gusta mucho. Espero que sigas publicando relatos.
    Ya te sigo.

    Saludos!!!

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    1. ¡Hola!
      Yo también te sigo ya. Muchísimas gracias por leerlo y de veras que me alegra que te gustara. Es una leyenda que, personalmente, me parece de las más interesantes. De hecho, te animo a que te leas la real (ya que lo mío es una adaptación), ya que se sacan muchas cosas en claro. Por ejemplo, en la Edad Media se pensaba que las mujeres pelirrojas eran brujas porque Lilith lo era.
      Un gran abrazo, nos vemos pronto ^^

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